No es nada nuevo ver unas máquinas de Volvo en una obra de
construcción, ya sea de una carrera, de un edificio o de una autopista. A no
ser que la autopista se construya en medio de uno de los desiertos más grandes
y hostiles del mundo.
En medio del desierto
En 2010 la empresa Al-Rosan Contracting fue elegida como un
contratista para construir la autopista que uniría Arabia Saudí con Omán que
mediría unos 520 km. Y si no fuera lo suficiente, un tramo de un carril con
carriles adicionales en unas cuestas inclinadas, de “sólo” 255 pasaría por el
desierto Rub´ al Khali, conocido como Cuartel vacío, el desierto de arena más
grande del mundo. Para visualizarlo, las dunas más altas alcanzan allí aún ¡250
metros! Y todo ello en temperaturas de 50 ºC.
Para colmo, todo el terreno es movedizo y tachado por
salinas. En este ambiente hostil y agresivo, remoto y con unas temperaturas
extrema, más de 95 máquinas Volvo tuvieron que funcionar durante años.
Maquinas que aceptaron el reto
El contratista saudí compró maquinaria de todo tipo, desde
los volquetes articulados hasta las excavadoras. No obstante, no fue un equipo
normal y corriente ya que había tenido que estar ajustado a las condiciones particulares.
Además, durante 3 años del proyecto, en mitad de nada, trabajaron cientos de
conductores, operadores de excavadoras, técnicos, trabajadores auxiliares. Cada
día, trabajo de 14 horas, desde el alba hasta el anochecer cuando temperatura
solía bajar hasta 0º C. El arena excavada fue depositada y compactada usando
las aguas saladas naturales. Pero sobre todo dependía de las máquinas Volvo.
Tras tres años de proyecto, la carretera ya está completada
y constituye una conexión crucial entre dos países árabes. Y más proyectos,
como el AVE árabe todavía quedan por terminar.
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